lunes, 5 de noviembre de 2012

<< Spleen LXXVI >>

<< Spleen LXXVI >>

   Yo tengo más recuerdos que si hubiera mil años.
Un arcón atestado de papeles extraños,
Versos, cartas de amor, procesos, aventuras,
Rizos de pelo envueltos en cintas y facturas,
guarda menos secretos que mi cabeza ociosa.
Es como una pirámide, también como una fosa,
con más muertos aún
que la fosa común.

   Yo soy un cementerio de la luna olvidado,
donde el remordimiento, gusano encarnizado,
peor aún que el error, la culpa, los olvidos,
se ceba siempre con los muertos más queridos.
Soy un viejo boudoir con rosas deshojadas,
donde yace un montón de cosas anticuadas;
los pasteles ya rancios y un Boucher apagado
respiran el olor de un frasco destapado.


   No hay nada parecido a esas largas jornadas
cuando, bajo los gruesos copos de las nevadas,
el tedio –que es el no tener curiosidad–
adopta la apariencia de la inmortalidad.
Desde ahora, eres sólo, ¡oh materia viviente!,
un granito de arena en el Sahara ardiente;
vieja esfinge olvidada a quien nadie hace caso,
contemplada tan sólo por el sol del ocaso.


Charles Baudelaire.
Las flores del mal.