Deberíamos venir cada uno con una novela de uno mismo debajo
del brazo. A medida que fuésemos avanzando en la vida, todo iría quedando ahí
escrito. Lo que se ve y lo que no se ve. Absolutamente todos nuestros actos novelados
desde el momento 0. Creo sinceramente que facilitaría mucho las relaciones
interpersonales. Además muchos así, leerían algo alguna vez.
Llevándolo a la práctica, sería algo así:
-¡Hola! Soy Mik. Encantado.
-Yo Periquita Pérez. Igualmente.
Automáticamente se intercambian las novelas.
-¡Uf! 3500 páginas. Pesa.
-470. El tuyo es ligerito.
-Genial, nos vemos en unos días ¿ok?
-Ok. Tú tienes más que leer, así que me llamas tú ¿te parece?
-Perfecto.
Al cabo de un par de semanas. Llamada.
-Un café a las 18:30. Metro tribunal.
-Genial.
Tras un saludo y el correspondiente intercambio, se piden
los cafés.
-Oye. Creo que con Pepito Pérez te portaste un tanto mal.
-Lo se. Fue una mala época. A mi me ha gustado mucho aquella
vez que tuviste que correr delante de una horda de gitanos. Está narrado muy cómico.
No podía parar de reírme.
…
Después de terminar el café.
-Bueno Periquita ha sido un auténtico placer. Pero creo que
no eres para mí.
-Si, lo cierto es que no pegamos ni con cola. Pero encantada
de conocerte.
-Ya nos veremos.
-Si, ya nos veremos.
-Cuídate.