jueves, 10 de febrero de 2011

¿Qué pasaría si yo muriese?

La respuesta a la pregunta es, absolutamente nada.

Mis padres y algún miembro de mi familia lloraría mi muerte un tiempo, mi madre no levantaría cabeza e imagino que mi padre tampoco, pero son mayores… lo único que pasaría es que les enterrarían antes de tiempo. Esa pena acabaría con ellos.

Mi padre es joyero, con una joyería muy pequeña, familiar. No vende un carajo, se está planteando cerrar porque hay mas gasto que beneficio. Por tanto, el local quedaría vacío si el muriese o cerrase, lo vendería o lo alquilaría.

Mi madre es ATS, supervisora de cardiología infantil, urología y ahora, por la falta de personal, de un par de servicios más. Si a ella la pasase algo, dejase de trabajar o muriese, su puesto quedaría vacante. Cien buitres leonados se liarían a picotazo limpio por el puesto  y alguno de ellos lo conseguiría.

Por ésta parte no pasaría nada.
Mis amigos, imagino, que unos cuantos llorarían mi muerte un tiempo. Tanto los de la facultad, como los del barrio de toda la vida. Los colegas y conocidos… dudo que ninguno derramase media lágrima por mí.
Unos cuantos “típicos tópicos” al más puro estilo “es que no somos nadie”, “con lo bueno que era”, “os acompaño en el sentimiento” y si acaso alguno haría un poco más el paripé quedándose delante del féretro, como si tuviese muchas cosas que decirme en vida.

En el amor… no me lloraría nadie… sería muy triste que alguien me llorase desde ése sentimiento… ya que si ahora estoy solo y muriese mañana… si alguien me llorase de esa forma, creo que se merece un “Gilipollas”. Es lo que tiene perder el tiempo…

Por parte del grupo… Hay miles de cantantes… cada día más. Igual que salen grupos del palo hoy en día, hasta de debajo de las piedras, cantantes también.
Y sobre todo, con la técnica que yo tengo… Se aprende en dos patadas… no hago nada del otro mundo.

Y poco más… Si es que realmente, ya no hay nada más. No influyo en nada más… Todo seguiría exactamente igual que ayer.

Y diréis –Pues claro, es que eres un mindundi. Pues sí, lo soy, igual que todos y cada uno de vosotros.

Poneos vosotros en ésta misma situación, ¿Alguno sois muy importante? ¿El Presidente del Gobierno tal vez? ¿Su Santidad el Papa?


Nada…

Otro vendrá después, lo hará igual, peor, o mejor, pero dentro de unos parámetros.

Ni el Presidente, ni el Papa tampoco. A los días después tenemos a otro ocupando su lugar. El clásico “A rey muerto, rey puesto”.

Esto nos dice que todos somos prescindibles, no valemos una mierda. Asíque… ¿Cuánto vale una vida humana?

Absolutamente NADA.